Esto de hacer receta semanal empieza a convertirse
en una costumbre, y hoy lo que os traigo es un plato con un alimento sano,
depurativo y exquisito acompañado de uno de esos caldos de la tierra (Montilla)
que están que quitan el “sentio”.
Ingredientes (dos personas):
-16 alcachofas
-1 cebolla grande
-4 dientes de ajo
-3 cucharadas soperas de aceite
-1 vaso (grandecito) de vino Montilla Moriles.
-Unas láminas de jamón
-Sal, pimienta, laurel, azafrán.
Las alcachofas las he hervido previamente con el zumo de un
limón y un poco de harina, para que no se oxiden y se pongan negras. Han estado
como 12 minutos o así, tampoco hace falta que se pongan tiernas del todo, ya
que terminarán por hacerse luego. Así que vosotras/os pincháis con un tenedor y
cuando veáis que están medio medio retiráis del fuego y apartáis.
Cogemos la cebolla y la partimos en cuadritos pequeños y los
ajos los cortamos en rodajas. Lo añadimos a la sartén con tres cucharadas de
aceite y una hoja de laurel con el fuego medio, para que se vayan haciendo a su
amor sin quemarse (añadir agua si fuera necesario).
Cuando veamos que la cebolla y el ajo están doraditos
añadimos las alcachofas, el vaso de vino y dos vasos del caldo sobrante de
hervir estas. También echamos el jamón y el azafrán, y pasados unos minutos
cuando el agua y el vino se empiecen a evaporar probamos para añadir la sal y
la pimienta que sean necesarias (según nos guste más salado o menos, recordad
que lleva jamón).
Pondremos agua del caldo de alcachofas tantas veces como sea
necesario hasta que las alcachofas estén listas para comer (hay personas a las
que les gustan más enteras y a otras más tiernas). El proceso no debería tardar
más de 20 minutos.
LISTAS PARA COMER!!!!